Provinciales

Pumas y yaguaretés tienen en jaque a campesinos de Rivadavia

Campesinos pelean con las inundaciones, sequías y la calor, y ahora contra los felinos por los desmontes en Finca Cuchuy. ( Foto Asociana).

“No los queremos matar. Queremos que alguien nos diga cómo hacer”, afirman angustiados pobladores ante el peligro que representan los felinos para su ganado familiar. La triste historia de otra causa de los desmontes en Rivadavia.

El desesperado pedido a las autoridades ambientales y especialistas viene de la campesina Silvina Paz, y tiene que ver con las situaciones que los pobladores de los parajes El Desmonte, El Extraño, y otros que se encuentran alrededor. Las tierras se encuentran a 27 kilómetros de Pluma de Pato, en el departamento Rivadavia.

Hace días que temen por sus animales frente al peligro por el acecho de pumas y yaguaretés, a los que les llaman “leones y tigres”.

Su pueblo está en el límite con Finca Cuchuy (del departamento San Martín), desmontada por Alejandro Braun Peña. También en la misma zona se encuentra la finca que comparte el presidente Mauricio Macri junto con algunos de sus amigos también contratistas del Estado.

La mujer joven, quien vive en la misma zona que sus parientes desde hace muchos años realizando las tareas de cría de animales, sostuvo que la aparición de los depredadores (especies protegidas en la zona del chaco salteño), fue de manera intempestiva.

Animales para el consumo familiar

 “Allí las producciones, describió, son bajo monte y además se destinan al consumo de la familia, y de vez en cuando se puede contar con el dinero que termina surgiendo de alguna venta. De eso viven. Ella apenas cuenta con la asignación universal por hijo (AUH), que le corresponde por su bebé”.

Pero los pobladores de la zona desconocen de otras ayudas del Estado, incluso cuando llegan las inundaciones a la zona. “Las sequías son terribles acá. Pero nunca nos llega ni siquiera para el forraje”, contó.

“La peleamos entre las inundaciones, las sequías y el calor”, manifestó al afirmar que en épocas como la actual las temperaturas llegan a los 56 grados centígrados.

El problema con la llegada de los pumas y yaguaretés es que les arrebatan las chivas, o incluso potrillos, y hay familias que se han quedado sin nada de su producción. La solución que muchos piensan como definitiva  es la cacería, pero a su entender “queremos que alguien nos dé alguna otra solución”.

La causa son los demontes

La campesina estimó que el problema tiene que ver con algo que sucede en Rivadavia y alrededores: los desmontes.

Detalló que incluso hay situaciones inexplicables como la caída de los pájaros  muertos durante la ola de calor, y una especie de bacteria que generó que parte de los animales que crían quedaran ciegos.

“Acá dicen que hay unas 100 mil hectáreas que se desmontaron. Cerca hay una finca en la que se escuchan las máquinas”, aseguró. 

Entre las dificultades con las que cuentan, se encuentra la falta de comunicaciones. Pues “apenas si escuchamos AM o FM cuando llega la transmisión porque a veces se corta”.

Hay que hallar el lugar que permita también tener señal telefónica. De hecho el llamado con Nuevo Diario se pudo hacer gracias a un aviso que a ella le llegó por la radio FM Encuentro, de Morillo.

A ello se suma que, dijo, movilizarse hasta Salta implica 500 pesos de ida y lo mismo para volver. Ante toda esta problematica solicitó con urgencia la ayuda del estado provincial para evitar la cacería de los yaguaretés y pumas, a través de la Secretaría de Medio Ambiente a fin de buscar alguna alternativa a la situación.

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