Provinciales

Hace 40 años Roberto Romero era elegido gobernador de Salta

 Atrás quedaban 8 años de oscura y sangrienta dictadura.

El 30 de octubre de 1983, tras ocho años de una oscura y sangrienta dictadura que había quebrado el orden constitucional, suprimido toda actividad política y devastado los tejidos económicos y sociales del país, 390.000 electores salteños regresaban a las urnas.

Con 152.718 votos (el 50,67%), Roberto Romero era proclamado por la voluntad popular como gobernador de Salta.

Apenas confirmada la victoria de la fórmula justicialista en la que Jaime Hernán Figueroa acompañaba a Romero electo vicegobernador, manifestaciones de júbilo estallaron frente a la sede partidaria del PJ y se propagaron por los confines de la provincia. Ya no había dudas: en Salta, como en cada rincón del país, la sociedad despertaba de la noche más larga con enormes desafíos envueltos por esperanzas.

La carrera del retorno de la democracia había comenzado a fines de junio de 1982, 14 días después de la rendición de Malvinas, cuando el régimen militar, ante presiones del pueblo, tuvo que levantar la prohibición que pesaba sobre la actividad política.

Los partidos reabrieron en forma inmediata sus locales y padrones, ya que para lograr su reconocimiento provincial debían presentar al menos 15.000 fichas de afiliación. Reuniones, debates y declaraciones públicas encendieron en los meses siguientes el clima de las elecciones internas. La del radicalismo salteño se concretó el 28 de mayo de 1983, y en ellas se impuso la lista alfonsinista encabezada por Bernardo Solá.

En la interna del justicialismo, realizada el 14 de agosto, la lista Roja Unidad y Renovación, encabezada por Romero, se impuso a la lista Amarilla Unidad Peronista, liderada por Carlos Caro. También participaron en esos comicios las listas Verde y Blanca. El 27 de agosto, con una mayoría de 54 congresales, el PJ salteño proclamó a la fórmula que en las elecciones generales del 30 de octubre triunfó sobre la del radicalismo con casi el 60% de los votos.

El 11 de diciembre de 1983, en su mensaje de asunción ante la Asamblea Legislativa, Roberto Romero remarcó: "Recibimos un país destruido económicamente y también, lo que es más grave aún, destruida la fe de su pueblo". El gobernador de 56 años con el que empezó la restauración democrática en Salta remarcaba de esa forma la difícil empresa que le aguardaba a él en la provincia y a Raúl Alfonsín en la Casa Rosada. Ambos mandatarios son recordados hoy no solo por las obras, reformas, conquistas sociales y políticas públicas que sentaron sus gobiernos, sino también por la ejemplar relación de convivencia y madurez política con la que fortalecieron, contra viento y marea, a la naciente democracia.

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