En nuestra sociedad encontramos acciones permitidas y acciones prohibidas. Y para los funcionarios públicos tenemos nuestras constituciones, leyes nacionales, provinciales y nuestras ordenanzas.

Nuestra conducta de funcionario público solamente debe estar de la mano de nuestra Moral, construidas por nuestras normativas o leyes; o no podemos apartarnos de la Ética que nos muestra realmente como somos como persona o ser racional.

Cito una frase de Mahatma Gandhi… “He desobedecido a la ley no por querer faltar a la autoridad, sino por obedecer a la ley más importante de nuestra vida: la voz de la conciencia.” Gandhi faltó a la moral, desobedeció la Ley de los ingleses, pero actuó de acuerdo con la Ética. Fue la Ética la que se ocupó de indicarle que el origen de la norma no era justo y para ser ético, para ser consecuente con la justicia, con su conciencia, debió quebrantar la norma de los ingleses.

Muchas veces me pregunté y me pregunto:

¿El político de Campo Quijano es políticamente correcto?

¿Su manera de hacer política va de la mano de la Ética?

Pero antes de contestarnos. ¿Cómo vecino de este municipio, tu ética es la moral de nuestra sociedad?, te preguntaste cuáles son tus valores, tus principios; y si los mismos tienen el mismo peso en tus decisiones cuando se trata de decidir tu interés o el de tu comunidad?

Si mi ética se refiere a como soy como persona, a mis acciones, lo hago como miembro de mi comunidad. Y la Política está estrechamente vinculada a las normas e instituciones de mi sociedad y sin apartarme de tener en cuenta la voluntad, obligaciones y derechos de los ciudadanos y vecinos. Difícilmente pueda permitirme decir: “es parte de la política”, o “soy políticamente correcto”, o tal vez “todo vale” como expresión que justifique el bajar la varita de la Ética personal.

Para cuando tengamos la capacidad de generar normas que integren y beneficien lo público y lo privado, lograremos una sociedad más justa. Pero aún nos falta mucho por recorrer, mas largo será éste camino si no logramos hacer propios la idea de que la ética tiene un importante impacto en los ciudadanos y vecinos; ya que forma parte del vínculo de confianza entre los ciudadanos y las instituciones del estado, llevándonos al solo desenlace que termina en la pérdida de confianza de las personas hacia los políticos. Y que inexorablemente se traduce en que el ciudadano traslade esa desconfianza en el dirigente y/o político; que no tiene otra salida que armar su discurso y actitudes reñidas con la democracia.

La ética de las instituciones públicas no es subjetiva, no se restringe a la intuición personal o a la conducta del funcionario. En el caso de la administración pública, los principios deben servir de referencia para la toma de decisiones, que surgen del conjunto de valores mínimos de ciudadanía a partir de los cuales cobra sentido la democracia, como nuestra forma de gobierno.

Regresando a nuestro Campo Quijano, que tenemos entonces:

¿Una administración pública municipal inmoral?; que genera desconfianza y hace que se dupliquen los gastos ya que se ofertan servicios privados para realizar acciones y labores que deberían ejecutarse desde la instancia pública, falta de transparencia, desmanejo de fondos públicos y el incumplimiento de los servicios básicos.

La falta de ética en la administración de los recursos públicos en Campo Quijano no sólo se queda allí, ya que a la desconfianza le sigue la inestabilidad y a ella la inseguridad jurídica tanto como la económica.

Y después nos preguntamos porque el vecino no cumple las ordenanzas o no paga sus tributos. Si esta situación sólo deviene de la pérdida de confianza del vecino hacia sus funcionarios públicos, que a su vez se ve reflejada en el descrédito de sus dirigentes políticos. Que terminan siendo para los ciudadanos los responsables de truncar sus proyectos de vida o su desarrollo personal y social.

La ética nos debe de servir a todos, tanto ciudadanos cómo a los políticos como brújula o norte de referencia para construir la sociedad que nos contenga a todos y nos vea superar los cambios dinámicos del mundo globalizado.

Antonio Ariel Gallardo
Concejal Campo Quijano Salta – Argentina

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