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Una joven víctima de una discriminación inaudita

Una joven víctima de una discriminación inaudita

Desde una médica hasta un comunicador se sumaron al injusto maltrato social.

La odisea de María para retornar a su casa fue y es un calvario. No tenía para pagar el alquiler de su pensión, comió durante una semana solo fideos y cuando llegó a su pueblo, fue señalada como "asesina". La cuarentena puso en jaque a esta estudiante salteña que pudo regresar desde Tucumán a su pueblo el jueves pasado.

Para volver a Chicoana, debió pagar 5 mil pesos a un remís. Luego sufrió maltrato de una médica que le dijo "vas a matar a todos" y ahora en las redes sociales es amenazada, porque un sujeto se le ocurrió dar su nombre y domicilio. Está aislada en un lugar determinado, pero todos en Chicoana saben de quién se trata. La discriminación sufrida llegó a límites inauditos.

Borró su perfil en las redes sociales, ante la ola de ataques que ha recibido. María (nombre ficticio para preservar su identidad) en diálogo con El Tribuno detalló cada momento de estos días de su vida como "una pesadilla, típica de una novela de terror".

Cursa en la Universidad Nacional de Tucumán. Antes de la cuarentena por el coronavirus había viajado para rendir exámenes. "No se tomaron las mesas y nosotros no tenemos clases virtuales. Por lo tanto, no quedaba otra manera de volverme. Mi caso es similar al de otros tantos estudiantes salteños que están en Tucumán. Solo que a mí me discriminaron en mi pueblo, a tal punto de ser maltratada en el hospital Rafael Villagrán de Chicoana y por otras personas que dicen que tengo coronavirus. Cosa que no es cierto".

María tiene los certificados sanitarios correspondientes y el permiso de circulación desde Tucumán hacia Salta. Pasó por cinco controles en la provincia vecina y quince en territorio provincial. El jueves al llegar a Chicoana, su silenciosa alegría de ver que retornaba a su hogar, sufrió una metamorfosis como la novela de Franz Kafka.

"Me siento como un bicho raro. En vez de contenerme en el hospital me recriminaron, y en las redes me maltratan como si hubiera cometido un delito horrible", detalla su calvario.

Sucede, como en tantos otros casos de comprovincianos salteños, que al regresar a sus pueblos y con sus familias, son objeto de la estigmatización social, del desprecio social y hasta de la propia discriminación hospitalaria.

“El daño a mi familia está hecho”

“No estoy enferma y me sometí a los controles sanitarios en Tucumán, al llegar a Chicoana estoy consciente de realizar el aislamiento a modo preventivo. Señalar a mi familia y a mi rostro como un delincuente prófugo es de terror” . 
La joven cuenta en su relato a El Tribuno, único medio con el que habló, que “ahora me fueron a controlar desde el hospital y se interesaron en la forma que me trataron cuando llegué. Pero de todas formas el daño está hecho. Mi familia sigue sufriendo”.

 

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