Por Ricardo Guzmán
En el día de ayer, mientras navegaba por Facebook, me encontré con una transmisión en vivo realizada por el medio Diario del Valle. Se trataba de una entrevista a la senadora por el Departamento Rosario de Lerma Perica Minetti, actual candidata en las elecciones legislativas que se celebrarán este domingo 11 de mayo en la provincia de Salta.
Como ciudadano interesado en el futuro político de mi provincia,y sobre todo de mi departamento decidí mirar la entrevista con atención. Mientras escuchaba las preguntas que le hacían los entrevistadores, sentí la necesidad de participar, de aprovechar ese espacio público para hacer mis propias preguntas, como se supone permite una red social. Sin faltar el respeto, comenté en la publicación con inquietudes que me parecían legítimas, vinculadas a su desempeño y propuestas.
Grande fue mi sorpresa cuando, sin explicación alguna, Facebook me notificó que ya no podía comentar en la publicación. Además, mis comentarios fueron eliminados. Es decir, fui silenciado.
Lo ocurrido me dejó una amarga sensación, no sólo por la censura directa que viví, sino por lo que implica. ¿En qué clase de democracia estamos si un ciudadano no puede ejercer su derecho a preguntar? ¿Qué transparencia puede haber en una campaña electoral si sólo se permite la circulación de lo que conviene al candidato?
La libertad de expresión no es un privilegio: es un derecho constitucional. Y el ejercicio de ese derecho es esencial en tiempos electorales, donde el debate público debería ser no solo permitido, sino fomentado. Cuando un medio elimina preguntas incómodas o una figura pública permite que se borren voces críticas, no estamos ante un descuido técnico: estamos ante una práctica de censura.
Me preocupa profundamente que se naturalicen estas acciones. Hoy me tocó a mí, mañana puede ser cualquier ciudadano que simplemente desee ejercer su derecho a la palabra. Necesitamos mayor madurez institucional, y sobre todo, compromiso real con la transparencia de gestión y la construcción de un espacio democrático donde las voces no se callen, sino que se escuchen, se confronten y se respeten.
Hago esta denuncia pública no por protagonismo, sino por responsabilidad. Porque creo que la democracia se construye desde el diálogo y no desde el silencio forzado.


