La seguridad vial es una responsabilidad colectiva que exige acción inmediata y sostenida. Campo Quijano, al igual que muchas comunidades, enfrenta una pandemia silenciosa pero devastadora: la irresponsabilidad al volante. Este fin de semana largo, el llamado no puede ser más urgente.
Cada vida perdida en nuestras rutas no es solo una estadística; es una familia rota, una comunidad herida. Y mientras los responsables directos de estos actos deben rendir cuentas, también debemos reflexionar como sociedad. ¿Qué más podemos hacer para evitar tragedias que son evitables?
Es imperativo que el municipio actúe con firmeza. Las multas ejemplares son necesarias, pero no suficientes. Se necesitan controles efectivos, campañas de concientización permanentes y un compromiso real de todos los sectores para generar un cambio cultural donde la responsabilidad al volante sea un valor central.
Este fin de semana, hagamos nuestra parte. Seamos prudentes, respetemos las normas de tránsito y recordemos que al conducir, llevamos no solo nuestra vida en las manos, sino también las de los demás. La seguridad vial no es solo un deber legal, es un acto de humanidad.
Que no tengamos que lamentar más vidas. Que este fin de semana largo sea un punto de inflexión hacia caminos más seguros para todos.