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Efecto inflación: No llegar a fin de mes es lo que más preocupa a los salteños

Una encuesta realizada por El Tribuno reveló que el 54% tiene como principal preocupación a la inflación y sus efectos sobre la economía doméstica. En lo que va del año, el Índice de Precios al Consumidor ya acumula subas del 80,2%. Hace 10 años el Indec informaba 10% anual y las consultoras privadas 28%.

No poder comprar lo necesario en el supermercado ni seguir pagando el colegio de los chicos, quedarse sin margen en la tarjeta de crédito para seguir financiando gastos, priorizar compras de acuerdo al nivel de urgencia, abandonar actividades de ocio y recreación… en definitiva, no llegar a fin de mes, es la mayor preocupación que enfrentan hoy los salteños.

Una encuesta realizada por El Tribuno entre sus lectores no deja lugar a dudas. Este diario preguntó en su web: "¿Cuál es su principal preocupación?". Las opciones propuestas y elección de quienes participaron de la encuesta fueron: inflación, inseguridad, corrupción, educación, pobreza, salud, desempleo y otros.

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Sobre un total de 5.389 consultas, el 54% de quienes participaron en la encuesta eligieron la opción Inflación, con 2.915 votos. Si se suma a la pobreza, íntimamente ligada a la inflación, el valor llega a 59,5%, ya que el 5,81% (313) eligió esta opción.

De esta manera, el resultado de la encuesta y las situaciones expuestas refuerzan los últimos datos del Indec en torno al mercado laboral y que El Tribuno publicó en su edición del viernes último, en el que se expone que en la provincia hay 52.000 personas que, pese a tener trabajo, buscan otro empleo.

El dato expone la necesidad que tienen los trabajadores de mejorar o incrementar sus ingresos, ya que hay un fuerte desfase entre los aumentos que viene experimentando la inflación con una lenta suba de salarios que no puede seguirle el ritmo al Índice de Precios al Consumidor.

Otras categorías elegidas en la encuesta fueron corrupción (17,03% - 918), inseguridad (10,6% - 571), desempleo (4,1% – 221), Educación (3,93% - 212), Salud (2,15% - 116), Otros (2,28% - 123).

 

Década perdida

Las sucesivas batallas perdidas contra la inflación por parte de los gobiernos que se turnaron para conducir al país en los últimos 10 años dejaron a los argentinos en una angustiante situación.

En agosto último la inflación alcanzó el 12,24%, y de esta manera el índice de precios acumulado del 2023 totaliza un 80,2%, cuando aún faltan cuatro meses para que termine el año. De esta manera todo parece indicar que se superará el 94,8% del 2022 y el año terminará con un récord histórico de inflación.

El año pasado el Gobierno prácticamente duplicó la inflación respecto al año anterior, al cerrar en 94,8%, contra el 50,9% del 2021.

En 2020, con una economía paralizada por la crisis, la inflación dio un respiro aunque más por el parate productivo que por políticas tendientes a controlarla: fue del 36,1%.

En 2019, luego de la derrota de Mauricio Macri, el índice inflacionario se descontroló y marcó un 53,8%, el registro más alto desde 1991. El año anterior había cerrado en 47,6% y en 2017, en 24,8%.

El 2016 tuvo una estimación inflacionaria del 40%, aunque no hubo datos oficiales por declararse la emergencia del Indec en diciembre de 2015, por las serias irregularidades detectadas en la manipulación de datos en la administración anterior.

En 2015 la inflación también fue estimada, ya que no se publicaron datos oficiales en la sucesión del Gobierno de Cristina Kirchner a Mauricio Macri. Los cálculos no oficiales la situaron ese año en torno al 24%.

En 2014, en tanto, el Indec informó que había sido del 23,9%, pero las consultoras privadas ya realizaban mediciones paralelas que arrojaban un 38,5%.

Finalmente, una década atrás, un Indec sobre el que pesaban sospechas por graves manipulaciones de las herramientas de medición informaba una inflación anual del 10,9%, mientras que las mediciones privadas afirmaban que el índice era casi el triple: 28% y récord desde 2003.

 

Rumbo a un récord

El 2023 se encamina a mostrar un pico histórico de inflación. Solo hasta agosto último, la acumulada del año se situó en 80,2%, apenas 14 puntos por debajo del total del año pasado pero con cuatro meses por delante. A lo largo del año la inflación alcanzó en enero un 6%, en febrero un 6,6% y, en marzo, un 7,7%.

Mientras que en abril el Índice de Precios al Consumidor fue del 8,4%, del 7,8% en marzo y del 6% en junio.

Finalmente, julio tuvo una inflación del 6,3% y agosto del 12,24%.

 

Consumidores, impotentes y sin opción o margen de acción

La situación que se vive en todo el país como consecuencia de la inflación, además de la angustia propia de no llegar a fin de mes, expone otras dificultades.

El Tribuno consultó con dos prestigiosos economistas salteños, Eduardo Antonelli y Lucas Dapena, su visión y qué esperar a corto y mediano plazo.

Dapena consideró que con esta inflación está aflorando "la determinación de los consumidores que se niegan a resignar ciertos consumos; esto es, las personas no quieren dejar de consumir, por ejemplo, la marca de yerba con la que toman mate, entonces buscan opciones recortando otros gastos".

"Pero además impotencia porque el consumidor es un actor pasivo frente a la inflación, ya que no hay nada que pueda hacer para evitarla, es decir, se la tiene que bancar", indicó el economista.

Advirtió que "para agravar el escenario, hoy no hay un horizonte de mejora, al menos no en el corto plazo. Hasta las elecciones, no solo no hay horizonte de mejora, sino que podría empeorar la situación".

"Vamos a seguir con este contexto de alta inflación por lo menos hasta las elecciones. Y después de las elecciones la incertidumbre es total porque todos dicen que van a bajar el gasto, pero no queda claro qué van a hacer con, por ejemplo, las Lelic y con un montón de cosas más", detalló.

Antonelli, por su parte, consideró que "es hegemónica la preocupación por la inflación lo cual impacta negativamente" en los estados de ánimo.

"Ese impacto por supuesto -indicó Antonelli- está relacionado en forma directa con la intensidad de la inflación; es decir, no es lo mismo la inflación del 3 o 5 por ciento anual que cuando ese porcentaje es mensual y, si encima ese porcentaje mensual en lugar de ser del 2 o 5 es del 15 o 20 por ciento como ahora, el deterioro, el daño que le hace a la gente es cada vez mayor".

Explicó que "este daño se manifiesta en que la gente tiene su ingreso y ese ingreso se va erosionando cada vez que va al almacén o al súper y los precios son más elevados pero el ingreso que tiene es el mismo", y que "si bien cada tanto hay un incremento salarial, no llega al mismo tiempo que suben los precios".

Detalló que "la inflación se produce por dos razones principales: el precio de un producto determinado tiene que ver con la demanda que haya de ese producto y de la fabricación del producto, que cuando hay una incidencia que dificulte su producción (helada, paro de transporte, etc.) hay menos de este producto en el mercado y el precio sube".

"O bien, si de repente un producto se pone de moda y la gente sale a comprarlo en masa, también aumenta el precio. O sea, los precios se modifican en función de la oferta y la demanda. Eso vale para todos los bienes que se producen en la economía", concluyó.

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