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El Día del Niño me recordó con dolor los 180 días sin mi hija

Guadalupe, una mamá sin su niña, en una fecha que la martiriza

Guadalupe Salas urge al Estado provincial y a la Justicia Federal una respuesta.Dijo que cada día que pasa es un tormento interminable, inhumano para una madre.

"Hace 180 días que me robaron a mi nena. Hace tantos días que no puedo comprender los tiempos de una justicia que me parece inhumana. Hay tanto dolor en mi alma por esa ausencia que llorar ya ni siquiera me desahoga. Un día como hoy (Día del Niño) es una tortura y, lejos del calor de mi hija, solo me queda la queja pública, el martirio de exponerme no para que me tengan lástima, sino para que entiendan que me robaron a mi hija y el ladrón se esconde y sobrevive por la desidia de los tiempos imposibles de una justicia que no me da respuestas".

"No sé qué puerta tocar, no sé a quién suplicar. Solo Dios no me abandonó, es por eso que estoy aquí, para reclamar por mi "solcito', por mi niña", dijo desconsolada Guadalupe Salas a El Tribuno.

La joven mamá aseguró que necesita de su única hija como del aire para vivir, que desea su restitución y que la Justicia Federal la escuche. "Puede que después sea demasiado tarde", sentenció. Ella asegura que la familia que la tiene secuestrada no tiene escrúpulos. Que para devolvérsela le pidieron dinero a cambio. Que es un lugar de citas en un pueblito de Paraguay donde tienen a su hija de 9 años, y reveló aspectos poco honorables del padre de su hija, el acusado, de tener inclinaciones pedófilas.

El sujeto acusado de sustracción de menor es un ciudadano paraguayo afincado en la localidad de San Bernardino, ubicada a 50 km de Asunción, y fue denunciado hace meses en nuestra capital por negarse a devolver a una niña de 9 años que se llevó el 22 de enero bajo un permiso legal legitimado en la Ciudad Judicial y rubricado por una jueza de Paz.

El hombre, padre biológico de la criatura, utilizó ese ardid para despojar a la madre de su hija, y ni bien pisó suelo paraguayo le informó a su ex que la niña ya no iba a regresar a Salta.

La mamá, Guadalupe Salas, aseguró que esperó pacientemente el término del permiso legal rubricado por ella en sede judicial y al comunicarse con su exesposo, Julio Ramón Salazar Vallejos, este le volvió a repetir que la niña se quedaba en Paraguay para siempre.

Desesperada, la mamá comenzó a reunir dinero y junto a su padre y madre viajaron hasta la localidad paraguaya de San Bernardino, que se ubica a unos 50 kilómetros de la capital de la vecina república, y antes que llegara a la casa donde vive su exmarido en el lugar ya se encontraban los policías locales.

La mujer relató que ella desesperada pidió ver a su hija para repatriarla de inmediato, y en ese momento le dijeron que debía esperar en la puerta del domicilio, donde además funciona un local comercial, un comedor de pueblo y lugar de reuniones donde se expende alcohol al paso y al parecer es una casa de encuentros.

El lugar, llamado en guaraní Tata cuá, o en castellano Copetín La Esperanza, según la mamá, no es el adecuado para la crianza de una niña de 9 años.

La mamá, desesperada, en su relató acotó que tras hacerla esperar horas la hicieron pasar a una habitación donde se encontraba la niña, rodeada de dos guardaespaldas y un agente de la Policía de Paraguay.

"Fueron minutos interminables con mi hija, hasta que el policía me sugirió en tono amenazante que no hiciera ninguna denuncia porque iba a tener serios problemas para salir del país.

El padre biológico de la niña en el 2017 se recibió de ingeniero agrónomo y con el título de la universidad pública de Argentina, a los pocos días le informó a Guadalupe Salas que se marchaba a Paraguay. Así, sin más.

Luego apareció en el 2018 y en enero consiguió el permiso que la madre de la niña, en un desliz de mujer, se lo firmó.

"No cumplió, nunca cumplió y se burló de nosotros, de su esposa y ahora de la Justicia argentina, porque desobedeció lo que firmó", dijo Guadalupe.

"Lo peor -relató la mujer- es que en la última conversación que tuve con mi hija hace meses me dijo que me amaba y que su papá le dijo que la iba a llevar o mandar a Brasil para siempre".

"Te amo mamá, me dijo, y se acordó de su juguete querido, y me pidió por él con la palabra: cuidalo".

 

Fuente; El Tribuno

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