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Provinciales

Modesta Guanuco ya es parte de su Pachamama

Falleció la mujer de 82 años que vivía sola en la Puna salteña.

La mujer que vivía sola en la Puna salteña falleció a los 82 años de edad el pasado miércoles 5 de enero, a las 9.30, en el paraje Pancho Arias de finca El Toro, municipio de Campo Quijano, departamento de Rosario de Lerma. La crónica podría continuar reproduciendo lo que afirmó el parte forense, pero es preferible recurrir a lo más humano.

Modesta fue protagonista de las páginas de El Tribuno en varias oportunidades.

La primera vez que salió publicada fue en enero de 2008, cuando un temporal de viento y granizo le rompió parte del techo de su casa, ubicada a más de 140 kilómetros de la ciudad de Salta.

Para llegar hasta la casa de Modesta hay que circular por la ruta nacional 51 hasta el pueblo de Las Cuevas, luego se ingresa por un camino hasta la estación ferroviaria Inti Huasi, del Ramal C-14, para seguir y atravesar un abra a más de 4.200 metros sobre el nivel del mar. Recién se llega a su casita recostada sobre la encrucijada de las montañas que se cierran hasta el cielo.

Esa tarde de enero el hielo destruyó parte de su casa, mató animales y destrozó el alimento que le quedaba.

Modesta tenía entonces 69 años y en la campaña solidaria se anotaron los miembros del CISEN (Centro de Investigaciones Socio Educativas del Norte) y Los Amigos de la Quebrada, ambos grupos de la UNSa. Además se sumaron amigos solidarios anónimos que siempre pasaban a visitarla.

Con el paso de los años su salud se fue deteriorando por la vida misma y los fríos que azotan ese territorio. Hace unos 8 años Modesta salió a pastorear con su ovejas y unas vacas toparon su majada y a ella. Estuvo muy golpeada, la llevaron a un hospital y recién allí le hicieron todos los controles médicos. Ella no quería "bajar" a la ciudad, aún cuando dos de sus hijas viven en Salta. Ahí comenzaron los dolores de huesos. El clima de la montaña golpea más a los adultos mayores.

Luego Modesta fue noticia en tiempos de pandemia del COVID-19. Nos referimos a esas historias particulares que fue dejando el paso de la epidemia global. Como ella vive sola en la inmensidad de los Andes, las restricciones a la circulación impuesta para prevenir los contagios hicieron que la mujer se quede totalmente aislada entre mayo y junio del singular 2020.

No tenía idea de lo que estaba sucediendo en el mundo. Solo sabía que su hija Adelaida no podía "subir" para llevarle lo que necesita para sobrevivir.

Con 81 años a cuestas Modesta comenzó a mimetizarse con la tierra. Como los zorritos, Modesta se fue haciendo más pequeña y marrón, se fue camuflando con el color de las tolas, sus ojos se volvieron grises y la piel se volvió áspera como el suelo mismo de la montaña. Comía muy poco, solo le quedaron dos ovejas y necesitaba muchos mimos y cariños. El CISEN llevó a El Tribuno y se llegó por medio de permisos especiales en julio de 2020 y la documentaron en imágenes.

"Yo tengo todo lo que quiero acá. Además, yo ya comencé a ser parte de mi Pacha y cuando me muera seré completamente de ella", dijo Modesta en enero de 2021 cuando la profesora Ana de Anquín llegó con algunos Amigos de la Quebrada a restaurar la caída de un techo. Las tormentas a más de 3.800 metros son más letales. La fundación Niños de San Juan también la acompañaban y cuando podían llegaban a visitarla y a llevarle comida, agua y afec to.

"Yo no tengo más que palabras de agradecimiento para todas aquellas personas que estuvieron con mi mamá", dijo Adelaida Jerez.

"Quiero mandar un abrazo grande a les profesores Ana de Anquín, Ariel Durán y a todo el Cisen; también el grupo Amigos de la Quebrada. Además a Ramón Gómez, por haber llegado hasta mi mamá en lo peor de la pandemia", dijo Adelaida.

"Mi mamá murió tranquila, se fue apagando solita y yo estuve para cuidarla hasta el último momento. Nos queda su recuerdo y la vida eterna pues ya es parte de su Pachamama", dijo la mujer con un rostro totalmente descansado.

Hoy liberarán sus cenizas en las montañas donde vivió

Sus hijas viajan hasta el lugar en donde vivieron su infancia con Modesta.

El recuerdo de Adelaida y Modesta.

El martes de la semana pasada su hija Adelaida llegó a visitarla con las provisiones y el miércoles Modesta dejó esta vida en paz para comenzar a habitar su Pachamama. Se va a habitar en la eternidad de los silencios atravesados por los vientos, en el juego anárquico de los remolinos, en la potencia del rayo que retumba en las paredes de los cerros, en la tranquilidad del agua que baja de las peñas y que en un momento se vuelve furia de piedra y barro. Se hará alimento de sus ovejas, camino perenne del zorro y disfraz del puma que acecha. Se volverá escarcha, tierra helada o reseca del sol que aplasta; desde ahora podrá ver la infinitud de los cielos estrellados.

Reencuentros

Modesta deja en este mundo tres hijas, 10 nietos y nietas y 24 bisnietos y bisnietas. Adelaida y Nélida son las que siempre estuvieron con su mamá. Herminia alguna vez se fue a vivir a Tucumán y se le perdió el rastro. Esta última hace menos de un año se comunicó por casualidad con un primo de Orán, el cual le contó sobre las publicaciones de Modesta en El Tribuno. Herminia se conmovió tanto que se comunicó con sus hermanas hace unos 5 meses. Contó que ahora vive en Santiago del Estero y programó un viaje de vacaciones para estos días. Es por eso que el fallecimiento de Modesta encontró a las tres hermanas reunidas nuevamente.

Hoy las hermanas están llevando sus cenizas al paraje Pancho Arias, en donde está la casita de barro hundida en el cerro, para liberar los restos Modesta Guanuco en esa tierra que la espera con los brazos abiertos.

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