La sociedad vive crispada y cualquier cosa es suficiente para producir un chispazo de violencia cada vez más encarnizada.

Al nene le ponen una nota baja y la mamá o el papá van al colegio y la muelen a palos a la maestra, a la directora y, por las dudas, también al portero; un roce de autos en el tránsito, por mínimo que sea, deriva en que uno o los dos conductores terminen en el hospital o en la morgue; una decisión que a algún jugador no le gusta desemboca en que el jugador trompea al árbitro, cuando lo ve caído le pega una patada en la cabeza y al día siguiente se suicida.

Es una especie de locura colectiva que va aumentando como una bola de nieve.

No sé si “la violencia de arriba engendra la violencia de abajo” pero es evidente que en buena parte de la dirigencia política la situación no se muestra más calmada. Diatribas, agresiones y desprecio por el contrario, aún dentro de la interna del mismo sector político, están a la orden del día.

La ya consabida GRIETA está ensanchándose más y más.

Por mi parte sigo creyendo que “Nuestra nación necesita paz y tranquilidad para el trabajo, porque la economía de la Nación y el trabajo argentino imponen la necesidad de la paz y de la tranquilidad”.

Pero no veo que con los candidatos que los medios y los macaneadores profesionales disfrazados de analistas políticos muestran como únicas alternativas sea posible rumbear hacia esa pacificación. Es demasiado grande y demasiado profundo el odio mutuo. Cualquiera de ellos que gane, la grieta seguirá abriéndose hasta que no haya más lugar y caigamos todos en el abismo, como en los terremotos de las películas.

En mi opinión, la única salida posible para el país es poner paños fríos para ir achicando y haciendo desaparecer las diferencias, privilegiando los entendimientos.

Y en esa línea veo como una solución intentar que se posicione para una segunda vuelta la fórmula Schiaretti-Randazzo. No creo que sea una dupla que concentre enormes amores, pero me da la impresión de que concita mucho menos odios que las demás.

Como diría el gran Guillermo Nimo: “Por lo menos, así lo veo yo”.

Torchi Pérez Bourbon

 

 

 

Gentileza Dr. Santos Jacinto Dávalos